Este proceso, que puede durar desde varios meses hasta varios años, involucra una serie de etapas que finalmente resultan en la transformación del cuerpo en osamenta.
La descomposición de un cuerpo puede ser influenciada por factores tales como la temperatura, la humedad, la presencia de oxígeno, y la actividad de insectos y otros animales carroñeros.
En un ambiente terrestre, la descomposición suele ocurrir más rápidamente en climas cálidos y húmedos. Sin embargo, en climas fríos, el proceso puede ser mucho más lento.
Descomposición en alta mar
En el mar, el proceso de descomposición puede ser significativamente diferente. La temperatura del agua, la salinidad, la profundidad y la actividad de los organismos marinos juegan un papel crucial. A temperaturas más bajas y en aguas profundas, la descomposición puede ser más lenta. Los cuerpos pueden mantenerse relativamente intactos durante semanas antes de que la acción de los organismos marinos y otros factores naturales empiecen a descomponer los tejidos blandos.
Generalmente, en un entorno marino, un cuerpo puede comenzar a mostrar signos de descomposición visibles en unas pocas semanas. La exposición del esqueleto puede ocurrir en unos pocos meses, pero la transformación completa a osamenta puede tardar entre seis meses a varios años.