Carly Gregg, la estadounidense de 15 años condenada a cadena perpetua por asesinar a sangre fría a su madre y dispararle a su padrastro, rompió en llanto al escuchar el veredicto del jurado.
La adolescente fue declarada culpable, sin derecho a libertad condicional, por tres cargos de asesinato en primer grado, intento de asesinato y manipulación de pruebas. En el momento en que se leyó el veredicto de culpabilidad y la sentencia, en el audiovisual se puede apreciar como su expresión facial se transformó y era de tristeza y dolor y empezó a llorar.